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El bendito anonimato

Tengo tan presente algunas de las pláticas que tenía con mi abuelo cuando era niño, ya que desde que nací, hasta los 24 años, viví en una casa propiedad de mi abuelo materno, que era como un dúplex y prácticamente toda mi niñez, subí a su casa todos los días a verlo.

Recuerdo una de esas pláticas, en especial; aquel día que subí por la tarde como solía hacerlo a través de una escalera interna que comunicaba con su casa para pedirle una moneda de un peso para comprar una golosina ó simplemente para estar con él, se encontraba como de costumbre jugando su solitario en frente de la televisión, me senté para platicar con él, cuando de pronto le dije: “Abuelo, cuando sea grande quiero ser muy importante.”

Recuerdo que paró de repartir la baraja por un momento, se me quedó viendo y me dijo “Garrincha, para que quieres ser tan importante?”

Mi abuelo me llamaba Garrincha porque solía jugar futbol en la posición de un famoso futbolista brasileño de los años cincuentas.

No recuerdo bien qué tontería le respondí, lo que sí recuerdo es que me dijo “Mira Garrincha, existen tres cosas que la mayoría de la gente desea, sin saber que pueden ser precisamente esas cosas, las que no los dejan ser felices.

Inmediatamente me preguntó: Adivina ¿cuáles son las cosas que más desea la gente? Me quedé pensando y creo que para hacérmela un poco más accesible me dijo “Si se te apareciera el genio de la lámpara de Aladino ¿qué le pedirías como tus tres deseos?

Le dije tener lo que yo quiera y ser muy importante; mi abuelo sonrió y me dijo: “Así es Garrincha, la gente siempre quiere dinero y fama y en ese orden también crece el grado de complicación para manejarlos, la tercera que es la más compleja, te la voy a dejar de tarea.

Mi abuelo continuó…El dinero en sí mismo no es ni bueno, ni malo, de hecho, tenerlo puede ser tan bueno ó  malo como el uso que le demos, pero lo que debes saber, es que no es fácil manejarlo y si se tiene en exceso, se puede volver un problema al grado de hacerte infeliz.

Pero la fama… esa si es un problema más serio y aún más difícil de manejar, porque tanto el dinero, como la fama, mientras más tienes más quieres, pero sobre todo la segunda es una trampa.

Trata siempre y en la medida de los posible de huir de la fama, esa es todavía más complicado manejarla y la gente que cae en ella, generalmente termina siendo infeliz, acuérdate siempre del “bendito anonimato”.

Cuando le pregunté que era el “bendito anonimato” me dijo: Líbrame Dios de la fama y mantenme en el “bendito anonimato”. No sabes el gran valor que tiene la libertad que te da el bendito anonimato, la posibilidad de tomar un avión de línea, de circular por un aeropuerto, de disfrutar de un restaurante ó un cine, sin el escrutinio de la gente, es realmente maravilloso, la gente famosa está privada de éste privilegio.

Desde entonces he tomado siempre en cuenta su consejo.

Un amigo mío algún día me preguntó si aceptaría dirigir un equipo de futbol profesional y siempre dudo al pensar en esa posibilidad, ya que si me salvé sin saberlo, de la ínfima posibilidad de ser siquiera un poco famoso, al haber claudicado de ser futbolista profesional, no sería lógico que perdiera conscientemente el beneficio tan grande que he gozado por tantos años de mantenerme siempre como decía mi abuelo, en el “bendito  anonimato”.

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