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La Siembra

Cuando nos enfocamos en la cosecha como un objetivo, todo lo demás se convierte en pasos de un proceso para lograrlo. Esto es parte de la vida. Pero si vemos todo en la vida con esa visión, usando siempre el proceso como una metodología para lograr ciertos objetivos, indudablemente que por una parte es algo positivo, pero por la otra, también es cierto, no todo lo debemos ver con esa óptica: la vida es mucho más que eso.

En efecto, hay muchas cosas que quizás debiésemos ver desde la visión contraria, enfocándonos en “siembra” y no en la cosecha. En esta vida vamos a encontrar mucho más satisfacciones si le damos más importancia al “dar” y menos al “recibir” suena incluso trillado, aunque no por trillado de menor importancia.

Enfocarnos en la siembra es una de la grandes satisfacciones de esta vida y uno de los secretos del maravilloso proceso de desarrollo humano, que no es otra cosa que a lo que se refería José Luis Martín Descalzo con ensanchar el alma, crecer por dentro, y, por supuesto, todo crecimiento trae consigo un cierto dolor.

Pero si nos acostumbramos a ver este dolor sólo como una señal, como una referencia de que sí estamos creciendo, eso nos permitirá apreciar las cosas en su real magnitud, y si perdemos el miedo al dolor y nos centramos en el hecho de que su significado no es otra cosa más que una señal de nuestro proceso de crecimiento interior, esto nos llevará a otro nivel de existencia, a ver las cosas en una dimensión distinta.

Lo anterior no significa ser masoquista. Es más bien penetrar poco a poco en ese complejo pero maravilloso mundo que es la trascendencia.

Me voy a un ejemplo de lo más simple y aparentemente banal sobre ese enfoque: dar el primer paso y saludar antes, haciéndolo desde la perspectiva de la siembra y no darle importancia al hecho de que nos respondan o no al saludo; sonreír antes y hacerlo con ese mismo enfoque, pensando en que no importa si no recibes respuesta. Recibirla siempre será un gusto; pero si no sucede, de cualquier manera no lo
esperabas.

Incluso podríamos pensar que estamos sembrando al hacerlo y que es posible que en un futuro algunas de estas personas tomen nuestro ejemplo y hagan lo mismo -siempre será mejor que lograr una respuesta inmediata y quizás de manera refleja: Hacer pensar a la gente para que quizás más adelante tome la iniciativa, para que en un mañana saluden y sonrían sin importarles una respuesta inmediata, invitándoles tácitamente a la reflexión, enfocados únicamente en la idea de “la  siembra”.

En la siembra no todas las semillas germinan y se siembra por igual una que otra. A la que florece, se le da un trato, y a la que no, pues como dice mi madre, simplemente no se le da un segundo pensamiento.

Como eso podemos ver mucho más cosas en la vida: desde la perspectiva de la siembra, eso nos dará mucha satisfacción y nos evitará la expectativa de “hacer por hacer”, sin una segunda intención, sólo por la satisfacción de sembrar… Se trata de ser en esta vida más sembrador que pescador, y, así, sin esperar nada a cambio, en algunas ocasiones, nos sorprenderá la cosecha.

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