Hace un par de semanas fui al cine, una actividad que disfruto mucho y que ocurrió después de más de año y medio, a raíz del nacimiento de mi hijo Emilio. Atender a un bebé y frecuentar las salas de cine no son del todo compatibles.
La película resultó ser magnífica, basada en un hecho real. A un ejecutivo francés de 42 años, a quien un evento (infarto cerebral que lo condena a un “locked-in syndrome”) le cambia radicalmente su circunstancia y lo obliga no sólo a ver la vida desde una perspectiva totalmente diferente, sino a entenderla y a tratar de vivirla, enfrentando una lucha desde una posición incomparable con la que tenía antes del acontecimiento.
Me pareció extraordinaria, pero cruda, real y no puede dejar de ser un espejo hipotético en el que debiésemos vernos todos, ya que nadie está exento de vivirlo. Por ello, la inquietud de reflexionar y analizar el que, en realidad, creemos que a nosotros ciertas fatalidades nunca nos van a pasar. Pero en todo momento, debiésemos preguntarnos qué tan felices somos hoy, en el aquí y ahora y con nuestra circunstancia.
Siempre me he cuestionado porqué perdemos la perspectiva y nos dejamos llevar por cosas intrascendentes que no nos dejan ser felices y dejamos, de alguna manera, que la vida nos viva y no la vivimos nosotros a ella.
Me ha llamado la atención que aún cuando la gran mayoría de nosotros vive una vida bastante normal, a nivel individual parece inevitable hacer ciertas comparaciones, principalmente, con la gente que nos rodea, por lo general con la más cercana, así encontrando diferencias que me atrevería a calificar de relativas, mismas que parecen suficientes como para justificar su felicidad o desdicha. Trataré de explicarme.
Cualquiera podría decir que entre la vida de dos personas hay numerosas diferencias, a la vez que cada quien le da mayor peso o prioridad a ciertas cosas. Pero el hecho es que aún dándole más importancia a circunstancias o variables sobre de otras, todos, de alguna manera, vivimos preocupados y dando demasiado peso a cosas que no la tienen.
Lo importante es que si en lugar de preocuparnos nos ocupáramos de las mismas, nuestra vida sería mucho más plena, ya que darles tanto peso ó atención a esas cosas origina que no vivamos y disfrutemos al grado que debiésemos hacerlo y esto nos confronta, en realidad, a cierto grado de frustración.
¿Qué tan felices somos tomando en cuenta nuestra circunstancia? Esta es una pregunta que me parece nos debemos plantear, ya que en cualquier momento, conscientes de aquello que hoy tiene para nosotros un peso demasiado importante, en otra circunstancia quizás no lo tuviera.
Les platico qué fue lo que originó esta reflexión: simplemente ver esa película y darme cuenta de que le puede ocurrir a cualquiera; que no estamos exentos de que suceda algo que nos cambie dramáticamente la vida.
Sin embargo, vivimos dejándonos influenciar por problemas que consideramos de magnitud. Pero si reflexionáramos un poco más profundamente sobre nuestra vida, analizando lo afortunados que somos y en que esos problemas son, en realidad, solo parte de nuestra vida e inclusive herramientas para nuestro desarrollo personal, le daríamos gracias a la vida por nuestra circunstancia… viviríamos cada minuto disfrutando y aprovechando lo que ahora no podemos, por estar inmersos en otro tipo de problemas que para algunos serían nimiedades o, como dice el dicho, “ahogándonos en un vaso de agua”.
Te invito a ver esa película: “La escafandra y la mariposa”, y a la luz de esa experiencia revisar un poco tu circunstancia y cuáles son las cosas que no te dejan ser feliz a tope, todas esas cosas que vemos como grandes problemas que no nos dejan disfrutar la vida y, lo más importante, buscar un mecanismo para recordar.
Porque aún cuando logremos una conclusión y decidamos que de hoy en adelante viviremos más felices, no tardaremos un par de semanas en ser atrapados por los mismo problemas y preocupaciones, ya que una de las mayores maldiciones del hombre es el olvido.
Me refiero al olvido de estar conscientes de nosotros mismos… permitiéndonos ser felices minuto a minuto… y que ojalá nunca nos suceda algo dramático para recordarnos perenemente que en su momento, no valoramos aquello que lo ameritaba… pudiendo haber disfrutado la vida al máximo…
Hola Carlos, antes que nada, muchas gracias por cumplir tu promesa y compartir…
Como reflexión de tu reflexión, recuerdo que hace un tiempo el mayor de mis hijos varones vio un documental sobre los sobrevivientes de los Andes y comentó que uno de los entrevistados dijo, palabras más, palabras menos: A nosotros nos tocó vivir nuestra tragedia, pero cada quien tiene sus “Andes”.
Y aunque seguramente cada vida tiene sus infortunios, me parece que la falta de aceptación y darlo todo por hecho nos resta capacidad de ser felices. Solemos vivir con mucha ambición y poco agradecimiento, sintiéndonos merecedores de cuanto tenemos; siempre queremos más y mejor… la eterna insatisfacción del ser humano…
Seguramente lo conoces, pero te anexo el poema de Borges “Instantes”
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años…
y sé que me estoy muriendo.
Jorge Luis Borges
Gracias Carmen:
Totalmente de acuerdo contigo la carrera sin fin por querer más y pensar que lo merecemos, en vez de vivir aqgradecidos y con la alegría de ser eternos aprendices!
Te reenvié la de Ser abuelo! espero te haya llegado.
Abrazo
Hola!
Yo ví esa película, es buenísima…y me estremece de sólo pensar que fué una historia real.
Terminé de verla, llorando…por sentirme tan desagradecida con la vida, por cierto en ese momento yo trabajaba en un video club, y estaba media obligada a ver películas para poder recomendarlas, y se la recomendé a la mayor cantidad de gente posible, para que justamente pudiera hacer esa reflexión de la que usted habla…y que sólo se consigue…mirando el film…
Bellísima, triste, emotiva, cruel…pero muy real…
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what can I say… I procrastinate a lot and never seem to get nearly anything done.
After his death, the business was successfully carried on by his three sons.
It compares the design of vintage motorcycles to today’s models.
Toe Size: The right shoe will not only fit well but will also be flexible in the toe
area, with enough space for your feet to relax, without being pinched
in very tight.
Here, it’s not necessary to compromise while using length of the
design as there is enough space available for really large tattoos.
A large amount of people have the tattoo inked around the back with their
neck. These feeders are pretty self-sufficient in support of require an refill
and cleaning.