¿Cómo vas con tu sueño?
Todos tenemos sueños. Todos tenemos, por lo menos, un sueño y generalmente es: “Lo que queremos ser en la Vida” y tenemos todos, derecho a cumplirlo.
Cuando somos niños es común que digamos: «cuando sea grande, voy a ser tal o cual cosa». Aquél que se mantiene firme en su pensamiento y lo logra ¡bien por él! Sin embargo, la mayoría de nosotros, por una causa o por otra, lo vamos modificando al cabo de los años y difícilmente mantenemos el mismo sueño que tuvimos de pequeños.
Cuando decidí dejar el fútbol a los 21 años, quería una vida mejor y más segura y seguí el patrón de la época, que era: consigue un trabajó en una empresa sólida y crece en ella para desarrollarte, al menos ése era el consejo de nuestros padres.
A los 28 años puse un negocio que se desarrolló dentro de sus posibilidades y hoy continúa. Me dediqué a desarrollarme dentro de las compañías de seguros y tuve lo que deseaba: desarrollo, reconocimiento y una vida estable, digamos, de muy buen nivel.
Sin embargo, con el tiempo, no me resultó suficiente. Yo sentía que mi vida daba para más. Tardé años en vencer el temor de soltar la liana y volar por mi cuenta. Hace 4 años dejé de vender mi trabajo a una empresa y tomé la decisión de abandonar esa seguridad, para dedicarme por mi cuenta, a cosas que me agradan, pero sobre todo, con propósito.
Afortunadamente sigo con una vida estable, sin el cheque mensual y las prestaciones. Si comparo mi ingreso inestable de hoy con el que intercambiaba por mi libertad, es muy similar en cuanto a montos brutos, ya que a veces el actual es más alto y a veces no, pero sumando los cuatro años, me doy cuenta que cambié el miedo por la libertad, la aparente seguridad por la excitante flexibilidad, una rutinaria actividad de resolución de problemas dentro de un contexto específico por administrar mis tiempos dedicado a actividades a mi gusto, a mi ritmo, pero con la gran diferencia de que cada cosa que elijo hacer me alimenta interiormente.
En mi tiempo y en mi actividad ahora mando yo. Yo construyo mi agenda y elijo el camino que tomo cada día, para «hacer cosas con propósito», ya sea que sean productivas para mí o que sean filantrópicas. Lo más importante es que ahora, soy mucho más feliz.
No tengo seguros el alpiste y agua en mi recipiente, pero tampoco tengo jaula y eso vale más que cualquier otra cosa. Ahora vuelo en libertad, no solo para buscar alimento, sino para disfrutar el vuelo.
Hoy que acabo de cumplir 60 años, veo la vida diferente y no cambiaría mi libertad por nada del mundo. Me han endulzado el oído en varias ocasiones, ofreciéndome posiciones a todas luces interesantes, pero lo que me ofrece la libertad de decidir qué hacer cada mañana, no tiene precio
Por otro lado, tampoco me arrepiento de no haberlo hecho antes, porque todo, absolutamente todo es experiencia y aprendizaje. Tengo claro, que si no hubiera sido por temor, hubiera salido de la jaula mucho antes y definitivamente sé, estoy plenamente consciente que seguiré luchando día a día por soñar y cumplir mis sueños, pero volando en libertad.
Nadie experimenta en cabeza ajena; requerimos vivir las cosas poco a poco, para tomar el valor de enfrentar la vida a nuestra manera, no del modo que lo hemos venido haciendo “porque así fueron dándose las cosas”.
El actor Peter Dinlange, por muchos conocido como Tyrion Lannister, dio un discurso hermoso que puedes ver en la Web como “Fracasa mejor” o como “Dont wait” , en el que habla de que él espero mucho, pero que tomó la decisión de ir por su sueño a los 29 años.
Todos requerimos definir y redefinir nuestro sueño una y otra vez y luchar por ello. Hay quien nunca vence el temor y habemos otros que nos tardamos nada más 34 años de nuestra vida profesional y llegar a la edad de 56 años para hacerlo. Benditos aquéllos que lo hacen pronto y benditos también los que se tardaron, no hay recetas, ni fórmulas, todo tiene su momento.
Es bueno estar en la realidad y trabajar fuerte para lograr ciertas metas. Sin embargo, nunca debemos dejar de soñar, de definir claramente nuestros sueños y de luchar cada día, si no de manera directa, al menos con acciones que nos acerquen diariamente a ellos.
El temor siempre estará presente, pero hay que cobrar valor para arrancar, no importa si tienes 20, 40 o incluso 60 años como yo. Si no es algo que traigas en el radar, te pregunto: ¿Te acuerdas de tus sueños de niño?¿son los mismos que tienes ahora? Lo sean o no, seguramente tienes un sueño de lo que quieres ser y entonces te pregunto: ¿Cómo vas con eso?