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                                                “Un Mercado Bonsai”

 

 

 

El título de esta reflexión es un poco fuerte y lo quise acuñar de esa manera porque a veces, solamente sacudiéndonos un poco nos damos cuenta de ciertas realidades que nos afectan.

 

Cuando pienso en el tamaño de nuestro mercado mexicano de seguros, en el cual, algunos aseguradores llevamos más de 40 años intentando hacerlo crecer de manera sana y sostenida, sin lograr un cambio significativo, me da tristeza y pienso que lo primero que tenemos que hacer es darnos cuenta que tenemos un mercado,  que no hemos desarrollado como debiéramos y de ahí es que se me ocurrió llamarlo

“Un Mercado Bonsai”.

 

En alguna ocasión escuché a un Comisionado de seguros decir en una conferencia: “No se preocupen si ven que el mercado no crece en términos de participación del PIB( Producto Interno Bruto) , mientras haya crecimiento del PIB, el mercado crece”. El comentario en ese momento, me pareció totalmente fuera de lugar. Hoy, todavía peor.

 

Si tomamos en cuenta que nos ha llevado más de 4 décadas rebasar apenas el 2% del PIB ( Producto Interno Bruto) y hay muchos países que tienen cifras de dos dígitos y que comparativamente con México, son entre 5 y 10 veces más grandes, vemos que no es exagerado el término que he utilizado.

 

En esta vida todo tiene una consecuencia. La Ley de Causa y Efecto, opera siempre. 

 

Así, cuando algo no resulta como quisiéramos, no debemos enfocarnos en el efecto, sino en atender y analizar las causas que lo originan.

 

El arte del bonsái se originó en China hace unos dos mil años, en donde se conoce como Penjing, como objeto de culto para los monjes taoístas. Para ellos era símbolo de eternidad, el árbol representaba un puente entre lo divino y lo humano, el cielo y la tierra.

 

Fue llevado a Japón hace unos 800 años, donde se interpretó desde la concepción Zen de «belleza de una austera severidad», lo que llevó a los paisajes miniaturizados en maceta, nativos de China, a ser condensados en árboles únicos e ideales que representaban el universo.

 

Pero lo importante, es que un Bonsái no es una planta genéticamente empequeñecida, sino que se mantiene pequeña dándole forma, podando el tronco, las hojas y las raíces cada cierto tiempo, dependiendo de la especie. Si se cultiva adecuadamente, sobrevivirá el mismo tiempo que un árbol normal de la misma especie, pero si se hace de forma incorrecta, probablemente morirá.

 

Haciendo la analogía, nuestro mercado de seguros tampoco es un mercado genéticamente empequeñecido, al igual que el BONSAI, son las acciones de nosotros,  los aseguradores los que lo hemos mantenido en miniatura a través de la falta de condiciones adecuadas para que se desarrolle  y sobre todo es la consecuencia de las podas diarias que le hacemos, y claro, al igual que un Bonsai, si seguimos cultivándolo inadecuadamente, terminará por morir.

 

¿Por qué en México no crece la industria del seguro en términos de participación del PIB?

 

Por lo que se refiere a las condiciones adecuadas, para crecer, el mercado asegurador requiere de ciertas condiciones, una operación técnicamente sana, es decir identificar los riesgos, medirlos para una vez medidos, tasarlos (Tarificarlos), suscribirlos correctamente y respaldarlos de manera adecuada. Una vez puestos en el mercado productos perfectamente diseñados, habrá que hacer una efectiva promoción y muchos riesgos hay que manejarlos de acuerdo a sus muy especiales características.

 

En cuanto a la poda se refiere, es vital responder adecuadamente a los clientes a la hora de la verdad (cuando ocurre un Siniestro).  Porque cada vez que no se atiende bien un asegurado, y cada vez que no se le paga adecuadamente un siniestro, estamos podando el árbol.

 

Por el contrario cuando un asegurado se siente respaldado al ocurrir un siniestro, esto hace que se vaya generando confianza y una cultura de seguros en la sociedad. Entonces, la gente entiende que el seguro es bueno y es necesario.

 

En los mercados desarrollados, todo mundo se asegura contra todo y no existe ni la menor duda de esas dos

grandes características del seguro Bondad y Necesidad.

 

La gente ni siquiera se cuestiona, el seguro es algo que se tiene que tener sí o sí.

 

Yo veo a nuestro mercado como si fuera un árbol que tiene un gran potencial de desarrollo y crecimiento, pero requerimos generar las condiciones propicias y que nuestras acciones de cada día apunten a engrandecer la institución del seguro.

 

Yo siempre me he referido a la gente que hemos trabajado en seguros como aseguradores, pero en realidad cada día me convenzó que no es el término correcto.

 

Para poder llamarse asegurador, hay que pasar por muchos procesos, y golpearse con la realidad por años para entender el espíritu del seguro, su función y sus procesos. Por lo qué hay gente que puede trabajar por décadas en el medio de seguros, pero quizás no llegue a comprender la esencia del mismo, si se la pasa podando el Bonsai, viéndo al seguro solamente como un negocio de ingresos y egresos.

 

Es una responsabilidad de todos los que trabajamos en este querido mercado, volvernos aseguradores. No importa en que posición nos encontremos, tenemos que evitar a toda costa que siga la poda.

               Por

         Carlos Molinar

 

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